If you had a million dollars to give away, who would you give it to?
En un mundo en donde necesitamos dinero absolutamente para todo, es difícil concebir la idea de tener ésa suma del mismo y deshacernos de ella.
Pero siguiendo la dinámica propuesta, tengo que contar lo que me ha estado pasando en fechas recientes para poder responder la forma en que lo donaría.
Mi perrito Popi llegó a mi vida hace ocho años, él era la mascota no deseada de una familia (vecina de mis padres) que lo maltrataba.
Cuando la familia se cambió de casa, lo dejó encerrado, no teníamos idea que la familia no regresaría, si no que al pasar varios días y escuchar los lamentos del animal, decidimos investigar y por otra vecina supimos que lo dejaron encerrado para que muriera.
Mi papá abrió la puerta de la casa y sacó al Popi. Anduvo vagando por el pasillo común de los departamentos donde vivían mis papás, pero era evidente que Popi no podía vivir en el pasillo. Mis papás tenían otro perro y la vecina no lo quería. Intentamos colocarlo pero no fue posible, así que iría a parar a la perrera, donde solo lo tendrían una semana, si en ésa semana no lograban colocarlo, sería sacrificado.
Decidí adoptar a Popi y llevarlo a mi casa, pero trabajo todo el día, así que el destino del pobre animalito sería estar ahora encerrado y solo en otra casa.
Cuando lo llevé a revisión, Popi estaba muy mal: tenía un soplo, una pata chueca por una fractura que tuvo y cientos de garrapatas. La veterinaria me dijo que no viviría más de tres años.
Afortunadamente el pronóstico de la veterinaria no se cumplió y han pasado más de los tres años que dijo que estaría conmigo.
Popi envejeció, actualmente tiene unos dieciséis años según pudimos calcular y su mal cardíaco está en un grado muy avanzado, en ocasiones pierde el control y se cae, pero éso no le quita las ganas de vivir. En su mente aún es ése perro joven y juguetón que alguna vez fue.
Además de su cardiopatía, se quedó ciego de un ojo por una catarata, los testículos le salieron de forma inguinal y no se le operó de cachorro, así que toma varios medicamentos para sus diversos males.
Hace unos diez días note que la catarata le estaba cambiando de color, lo veía pero dudaba si era real o producto de mi imaginación. Pasaron unos dos días más y vi que tenía un derrame en el ojo y pensé era una infección, le estuve lavando el ojo con manzanilla, pero pasaron otros tres día más y el ojo estaba inflamadísimo y el perro gritaba de dolor, entonces decidí ir al veterinario.
El diagnóstico fue devastador… Popi tiene glaucoma, pero donde vivo no hay un especialista que pueda atenderlo, los especialistas están en ciudad de México. Lo que me recomiendan hacer es sacarle el ojito y para mí eso no es aceptable.
No lo acepto porque ya es un perro geriatra, cardiópata que no aguantará la operación, y no lo acepto tampoco porque me ofrecen una solución que es la única que me pueden dar.
Si tuviera un millón de dólares, lo usaría para que médicos veterinarios de mi localidad, tuvieran la oportunidad de especializarse y no emigraran a la capital buscando mejores oportunidades.
Generalmente sucede lo mismo en todos lados, las mejores oportunidades de trabajo están en la capital.
De momento, estoy ayudando a mi perro con medicina alternativa, la inflamación parece estar cediendo pero su mal es irreversible. Tengo la esperanza de que esté a mi lado algún tiempo más, pero tampoco deseo que sufra.
¿En qué momento la humanidad se hizo tan insensible al sufrimiento ajeno? ¿por qué todo en este mundo tiene precio, hasta la salud misma? Entiendo el concepto pero se me hace injusto.
Si tuviera un millón de dólares sería fantástico… pero ¿Cambiaría el mundo? Creo que no, pero es un interesantísimo ejercicio de reflexión.

