Libertad

Como el nombre que le di a mi blog «Libertad», sin lugar a dudas es el principio de derecho que ha regido mi vida desde que entendí que nadie mas que yo, tenía control sobre mí misma.

Dicho principio lo he aplicado en el ámbito religioso, familiar, laboral, de amistad e inclusive en el sentimental.

Cuando formas parte de un culto tan represor como en el que estuve, la libertad se siente inmensa y de momento no sabes qué hacer con ella, la idea de decidir por tí mismo se hace aterradora y buscas que otras personas tomen el lugar de la secta «orientándote» y dándote consejos que en ocasiones ni ellos mismos aplican.

Tuve una amiga a la que quise mucho, pero cometí el error de contarle mi vida y ella se sintió con el derecho de decirme lo que debía hacer, a tal grado que cuando escribía le daba a revisar mis escritos y me corregía hasta la ortografía.

La relación se fue poniendo tensa, y ella llegó a ser hostil porque la hice mi todo en cuanto a decisiones, creo que se sintió abrumada por la dependencia emocional que llegué a desarrollar. Comencé a ver que ella dejaba de buscarme y me saludaba por compromiso. En ese momento tuve que hacer un alto y pensar «¿Qué estoy haciendo? ¿Quién es ella como para que se haya convertido en alguien a quien yo permito me hable de esa forma?»

Decidí sacarla de mi vida y hacerme cargo de ella… Era libre, sí, pero no sabía qué hacer porque desde niña se me enseñó que cualquier problema debía de llevarlo ante los ancianos, quienes me aconsejaban supuestamente con la Biblia, y aunque su consejo no me pareciera favorable, debía acatarlo porque así era y punto.

Al ser libre entendí que de la misma forma debía tratar a los demás. Era muy dada a juzgar sobre la vida de los demás y me angustiaba mucho cuando la forma de vida que estaba llevando alguien cercano a mí, no se amoldaba a mis pensamientos.

Al darles la libertad a los demás de equivocarse y vivir su propia experiencia, te quitas de encima un montón de muletas sentimentales. Traes una maleta ligera pues solo llevas a cuestas tu propia carga y no la de los demás.

Se nos ha enseñado desde un principio que todo lo que hay en el mundo lo tenemos de forma «inmerecida», vivimos como paganos en un mundo LIBRE. ¿O no es así? Por ello la Libertad es mi principio por excelencia y aunque a veces se me haga difícil alzar la voz para ser escuchada, no volveré a dejar que alguien más decida por mí.