Es triste que cuando mencionan eventos históricos que recordamos, siempre se nos viene a la cabeza algún conflicto armado; eso pude ver después de echarle un vistazo a las respuestas de los demás blogueros.
En especial recuerdo la invasión a ese país, porque se sentía un ambiente de temor, como el que se siente actualmente con el conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas.
El tema en cuestión era central en las pláticas cotidianas, prendías el televisor ó leías un periódico y las demás noticias quedaban relegadas a un segundo plano.
Recuerdo que una compañera de trabajo me dijo que su hijo le preguntó: «mamá ¿se va a soltar la tercera guerra mundial?» y ella le dijo: «No hijo, y ya no pienses en eso vete a jugar»
Así que ese tipo de noticias sangrientas llegan hasta los pequeños, creo por eso recuerdo esa guerra en especial.
Pero también recuerdo el ataque a las torres gemelas, me encontraba trabajando cuando sucedió y mi mamá me llamó por teléfono para decirme. También recuerdo la caída del muro de Berlín.
Y si se trata de mi país México, recuerdo la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, cuyos crímenes siguen impunes, los 35 cuerpos que fueron arrojados en medio de la glorieta de los voladores de Papantla en Boca del Río, Veracruz.
Como dije, todos estos acontecimientos sangrientos nos estrujan el corazón, y no desearía ponerlos como ejemplo en la entrada del día de hoy pero son los que me llegan a la mente de bote pronto.
No recuerdo ningún evento alegre y positivo, tendría que buscarlo en internet pero sería hacer trampa.
El ser humano se mete en conflictos de todo tipo, siempre con el deseo de dominar a los demás, ya sea en sentido religioso, económico, racial o político.
Ojalá tuviéramos la sencillez y pureza de corazón de un niño, que sin malicia ni barreras mentales puede convivir en paz con los demás.
Aimée Padilla 