Por Aimée Padilla
Al día de hoy, las redes sociales han llegado a formar parte de nuestra vida. ¿Cómo es que nuestros abuelos pudieron vivir sin ellas? Lo cierto es que en un mundo que se mueve a la velocidad del clic, las redes sociales se han convertido en una herramienta indispensable para estar informados y conectados. Sin embargo, no todos las utilizamos de la misma manera. En mi caso, las redes sociales son mi ventana al mundo, una fuente inagotable de noticias, tendencias y oportunidades para compartir mi trabajo como escritora.
Lejos de ser un escaparate de mi vida personal, las redes sociales me permiten estar al día con lo que sucede en el mundo, desde los últimos acontecimientos políticos hasta las últimas tendencias culturales. Me apasiona poder acceder a información de diferentes partes del planeta en tiempo real, lo que me enriquece como persona y me abre la mente a nuevas perspectivas.
En cuanto al uso que les he dado para dar a conocer mis escritos, al principio me costaba mucho compartir mis textos por miedo a las críticas, pero con el tiempo he aprendido a valorarlos como una oportunidad para conectar con otros lectores y compartir mi pasión por la escritura. Las redes sociales me han permitido llegar a un público mucho más amplio del que jamás hubiera imaginado posible, y eso me llena de satisfacción.
Sin embargo, no todo ha sido color de rosa. Hubo una época en la que era adicta a las redes sociales y me consumían una gran cantidad de tiempo. Me daba cuenta de que estaba pasando demasiado tiempo en ellas y que eso estaba afectando mi vida real. Fue entonces cuando decidí hacer un cambio radical y poner límites al uso de las mismas. No ha sido fácil, pero ha valido la pena. Ahora las utilizo de forma consciente y responsable, y se han convertido en una herramienta valiosa para mi crecimiento personal y profesional.
Las redes sociales, como cualquier otra herramienta, pueden ser utilizadas para bien o para mal. La clave está en saber usarlas de forma responsable y consciente. En mi caso, me han servido para abrirme al mundo, conectar con otras personas y compartir mi pasión por la escritura. Y aunque no siempre ha sido fácil, estoy convencida de que las redes sociales pueden ser un espacio positivo y enriquecedor si se utilizan de forma adecuada.

