Sombras de lo que fuimos

Por Aimée Padilla

Te vi partir,
con pasos firmes que yo nunca di,
y en el eco de tus risas que ya no me pertenecen,
se desmorona el refugio de lo que fui.

Intento soltar el hilo invisible
que une tu sombra a mi memoria,
pero tus recuerdos arden,
como brasas que jamás se extinguen.

Vuelvo a ti,
no por esperanza,
sino por miedo al vacío que dejas,
por el hueco que no llena ninguna otra mirada.

¿Por qué sigues viviendo, intacta,
en un rincón prohibido de mi mente?
¿Por qué tu felicidad se clava
como una daga dulce que no puedo arrancar?

Te busco,
como quien busca agua en un desierto seco,
y cuando no la encuentra,
maldice al cielo, a la arena, y a sí mismo.

No es amor lo que regresa,
es un grito de lo que no supe cuidar,
es el tormento de saber
que cerraste un capítulo que yo aún intento leer.

Y cuando tú te alejas,
cuando cortas con firmeza lo que yo intento atar,
me pierdo entre las ruinas de un pasado
que se niega a ser polvo y se convierte en un laberinto.

Pero tú sigues siendo luz en otro camino,
y yo, sombra atrapada en lo que no fue,
una sombra que, aun deseando desaparecer,
vuelve a ti solo para perderse otra vez.

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