Por Aimée Padilla
«A veces, la vida no necesita grandes gestos, solo una ventana, un gato dormido y una taza de café para recordarnos que aún estamos aquí.»
Ya tenía tiempo sin escribir, aunque como he dicho en otras ocasiones, eso no significa que mi mente no ande dándole vueltas al deseo de retomar el blog. Estos días han sido dichosos, sí, pero también muy demandantes, y el trabajo me ha absorbido gran parte del tiempo.
Ese ritmo de vida tan rápido en el que hoy nos movemos me ha envuelto como en un celofán: puedo ver hacia dónde me dirijo, pero al mismo tiempo me siento atada, incapaz de detenerme a disfrutar de la magia que habita en las cosas pequeñas.
Ayer, por ejemplo, me quedé un momento frente a la ventana y vi que un gato blanco se había subido a mi auto. Ese pequeño bribón acostumbra dormirse allí, pero hasta ahora descubrí quién era el autor de las huellitas polvosas que cada mañana aparecen en el techo y el parabrisas. Al principio me molestaba, lo admito, pero luego pensé: él ha elegido mi coche porque se siente cómodo, porque lo reconoce como un refugio. Dicen que los gatos nos eligen, y aunque hay más autos en las cocheras, ese blanquito ha escogido el mío para su siesta. Algo especial habrá visto en él.
Y qué decir de esa sensación de seguridad y protección que nos envuelve al despertar junto a la persona que amamos. ¿Cuántas veces pasamos por alto ese regalo cotidiano, perdidos en la prisa por llegar al trabajo? ¿Cuántas veces olvidamos que la vida es apenas un suspiro, y que disfrutar de cada instante con nuestro compañero de vida es un privilegio que no siempre durará?

Hay magia en esas pequeñas cosas que damos por sentado, como si fueran eternas. Me siento dichosa y plena cada vez que me detengo a reflexionar en todo lo que tengo, cuando logro sacudirme la rutina de la cabeza y hacer una pausa. Cuando el trabajo me abruma o las circunstancias me superan, me basta una taza de café por la mañana para reconectarme conmigo misma, para recordarme que estoy viva, y que en lo más simple encuentro la fuerza interior para seguir adelante.


