Write about your dream home.
Por Aimée Padilla
Desde mi infancia hasta el presente, la noción de la «casa de mis sueños» ha sido un lienzo en constante cambio, reflejando no solo mis deseos materiales, sino también mi crecimiento personal y emocional.
Cuando era una niña, mi casa de ensueño se dibujaba con trazos inocentes y coloridos. Soñaba con una morada gigantesca, con habitaciones interminables donde pudieran coexistir todos mis juguetes y mascotas. La ingenuidad de la infancia pintaba mi mundo ideal como un paraíso de diversión y risas.
A medida que crecía, mis sueños evolucionaban. La casa de cristal se volvió el símbolo de mi deseo por transparencia y claridad en la vida. Quería una vivienda que reflejara la belleza del entorno, una especie de refugio estético que me conectara con la naturaleza y la armonía.
Pero, como el tiempo y las experiencias han demostrado, la verdadera esencia de la «casa de mis sueños» va más allá de sus paredes y su estética. Ahora, en mi etapa actual, la casa perfecta se presenta como un portal hacia los recuerdos y las conexiones perdidas en el tiempo.
Imagino una estructura con muchas puertas, cada una llevándome a un rincón especial de mi historia. Al abrir una puerta, me encuentro con la abuela que nunca tuve la oportunidad de conocer, compartiendo historias y risas. Otra puerta me conduce a mi primo, perdido demasiado pronto en la vida, pero presente en mi corazón, o a mi padre al que tantas ganas tengo de abrazar.
Quizás lo más conmovedor sea la posibilidad de abrir una puerta y reunirme con mis queridas mascotas que ya no están físicamente a mi lado. Poder acariciar sus pelajes y sentir su amor incondicional una vez más sería un regalo del cielo.
La casa de mis sueños ya no se define por lujos materiales, sino por la riqueza de las relaciones perdidas en el tiempo. Es un lugar donde el pasado y el presente convergen, donde las puertas no se abren hacia habitaciones vacías, sino hacia encuentros significativos con seres queridos que han dejado este mundo.
En última instancia, la evolución de la «casa de mis sueños» revela la naturaleza efímera de nuestras prioridades. De juguetes a cristal, de estética a afecto perdurable, mi casa ideal es ahora un santuario atemporal donde la conexión emocional supera cualquier construcción física.
Así, mientras sigo soñando con el lugar perfecto para llamar hogar, sé que la verdadera esencia de esa casa se encuentra en la capacidad de abrir puertas a la eternidad de los lazos afectivos. En este viaje evolutivo, he aprendido que la auténtica «casa de mis sueños» es un refugio para el alma, donde el tiempo no desvanece los recuerdos, sino que los eterniza.


¡Qué bonita imagen la que expresas y qué bonitas palabras! Gracias por compartir ☀️🌺🙏🏻
Me gustaMe gusta
A ti por leer. Te mando un abrazo en la distancia.
Me gustaLe gusta a 1 persona