La sugerencia de escritura del día de hoy me ha puesto de buen humor, desempolvando el baúl de los recuerdos hice un viaje al pasado y me visualicé imaginando bailar ballet clásico; de mucha gente poniéndose de pie y aplaudiéndome por mi impecable actuación, pero en casa no era bien visto aprender alguna actividad que no fuera la religión que se profesaba.
Luego llegaron unas olimpiadas y vi a las gimnastas y quise ser gimnasta… pero ¡oh desilusión¡ las olimpiadas solo podían verse por la televisión al igual que el ballet.
Todo esto lo escribo tratando de darle forma a los pensamientos de una niña de cinco años, porque en aquel entonces no entendía muy bien porqué no era «correcto» (palabra que usaron mis papás) aprender ballet o gimnasia.
Después aprendí a leer y escribir y mi sueño de la infancia experimentó una transformación. Las palabras se convirtieron en mi refugio, en mi universo paralelo donde podía perderme y encontrarme a la vez. Los cuentos se convirtieron en mi compañía más fiel, llevándome de la mano a mundos mágicos y aventuras inimaginables.
Así, el tutú fue reemplazado por la pluma, y el escenario del sueño infantil dio paso a las páginas en blanco donde encontré mi verdadera pasión: la escritura. Desde entonces, no he añorado aquel sueño de mi niñez, ya que no he dejado de escribir aunque mi vida profesional me fue llevando por otros senderos, como ya he comentado en otras entradas del blog.
Pero incluso mientras me sumerjo en las profundidades del mundo de la escritura, no puedo evitar mirar hacia atrás con cariño y nostalgia a aquellos días en los que soñaba con brillar en un escenario.
Porque aunque los caminos de la vida nos lleven por caminos inesperados, siempre conservaremos en nuestro corazón el brillo de aquellos sueños de la infancia, recordándonos que, en el fondo, seguimos siendo los mismos niños que anhelaban tocar las estrellas.
En el mundo de la imaginación, no hay límites ni fronteras, solo la libertad de ser quienes realmente somos, ahora y siempre.
Aimée Padilla 
¡Qué bello texto!
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Gracias 😊
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Es precioso. Yo también quería ser bailarina, pero aunque me metí en ballet, sentí que aquel no era mi sitio. Todas estaban esbeltas y erguidas, y yo era más bien rellenita, sentía como… una distancia entre ellas y yo. Siempre estaba sola. Luego, igual que tú, pasé a la escritura.
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Gracias por tus palabras. Un abrazo 🤗
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Otro abrazo para ti!
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