Escritor es quien escribe

Por Aimée Padilla

No tuve que pensar demasiado en cuál es el trabajo que haría de forma gratuita, pues ya lo estoy haciendo: escribir en este blog. Sin embargo, me surge la pregunta: ¿Escribir en un blog, para el cual tengo que pagar para mantener el sitio, se considera realmente un trabajo?

Buscando una respuesta, consulté la definición de trabajo y descubrí que se trata de una actividad física o intelectual que las personas realizan para alcanzar un objetivo o satisfacer una necesidad, mediante la producción de bienes y servicios. Así que, prácticamente, escribir en un blog queda en ese «limbo» de la definición. Me cuesta ordenar mis ideas y apartar un tiempo en mis actividades diarias para poder sentarme a escribir, y aunque no es remunerado, satisface mi necesidad de expresarme a través de las palabras.

Pero, ¿qué significa ser escritor? Entre las diversas definiciones, encontré una que resuena conmigo: Escritor es quien escribe. Siempre he tenido la idea de que un escritor era alguien que vendía muchos libros y ganaba premios, pero la tecnología nos ha brindado numerosas opciones para saciar nuestra necesidad de leer y escribir.

Recuerdo cuando hace unos años comenzó a nacer en mí el deseo de compartir mis escritos públicamente. Al principio, me asustaba la idea y me aterraba pensar que los demás se burlarían de mis palabras. Sin embargo, decidí dar el salto y abrí una cuenta en Wattpad. Como no me adapté al ritmo de esa red social, un amigo me invitó a colaborar en su blog y subí algunos de mis escritos. Fue entonces cuando me di cuenta de que prefería escribir en un blog propio.

Al principio, todo era aterrador: desde pensar en el nombre del sitio, el logo y la plantilla que usaría, hasta crear todo el contenido. Pero lo hice sola, de forma intuitiva, y poco a poco mi blog comenzó a crecer, atrayendo a un público cada vez mayor.

En aquellos primeros años, compartía información para un público específico, pero con el tiempo, decidí dejar volar mis ideas y me aventuré a responder desafíos de escritura. Aunque nadie me paga por plasmar mis pensamientos en el lienzo digital, e incluso soy yo quien invierte en mantener viva esta plataforma virtual, cada palabra escrita, cada historia tejida con cuidado y dedicación, es una recompensa en sí misma. A través de mis escritos, tengo el privilegio de conectar con personas de todo el mundo, compartir experiencias, reflexiones y sueños.

Así que, aunque nadie me pague por escribir, lo hago con gusto y convicción, sabiendo que cada palabra es un paso más en mi viaje creativo. Porque al final del día, lo que importa no es la recompensa material, sino el impacto que mis palabras pueden tener en el corazón y la mente de quienes las leen.