El abrazo invisible

Sugerencia de escritura del día
¿Qué hace que te centres en la vida?

Por Aimée Padilla

Valeria vivía en una pequeña ciudad portuaria que se distinguía por su cielo azul y despejado. Las personas acostumbraban empezar la jornada laboral antes de que saliera el sol y eran muy alegres, daban los buenos días a los transéuntes con una alegre sonrisa.

Pero la protagonista de esta historia veía la vida desde otra óptica. Cada mañana, su despertador sonaba a la misma hora, y con movimientos mecánicos, se preparaba para enfrentar otro día. Su rutina era un ciclo invariable de tareas y responsabilidades, y el único consuelo en su jornada era el café matutino que parecía devolverle la vida.

La vida de Valeria estaba teñida de un gris monótono, y la felicidad era un concepto tan lejano como las estrellas en una noche nublada. Sonreía por cortesía, pero sus ojos reflejaban la ausencia de alegría.

Un día, mientras se encontraba sola en casa, Valeria sintió algo extraordinario: un abrazo cálido y protector. Se detuvo en seco, preguntándose si era real o solo un truco de su mente cansada. Pero no, el abrazo estaba allí, envolviéndola en una sensación de amor y seguridad que nunca había sentido.

Intrigada y emocionada, buscó la fuente de aquel abrazo. No había nadie a la vista, ninguna explicación lógica. Sin embargo, el abrazo persistía, reconfortante y real. Día tras día, el abrazo invisible la seguía, en los momentos más inesperados, recordándole que no estaba sola.

Con el tiempo, Valeria comenzó a cambiar. El abrazo le enseñó a ver la belleza en las pequeñas cosas, a apreciar los momentos de calma en medio del caos. Empezó a sonreír con el corazón, a encontrar la felicidad en su propia compañía, a redescubrir pasiones olvidadas.

Finalmente, Valeria entendió que el abrazo venía de dentro de ella misma. Era el amor propio que había estado silenciado por años, la aceptación de su ser, la compasión por su propia alma. Había aprendido a abrazarse a sí misma, a protegerse y a valorarse.

Después de descubrir que el abrazo provenía de su propio amor y aceptación, Valeria experimentó una transformación profunda. Se dio cuenta de que la felicidad y la paz interior no dependían de factores externos, sino de su relación consigo misma.

Con esta nueva comprensión, comenzó a hacer cambios en su vida. Se permitió tomar descansos cuando los necesitaba, se inscribió en clases de pintura que siempre había querido probar y empezó a planificar pequeñas aventuras los fines de semana. Su mundo, antes gris, se llenó de color y pasión.

En el trabajo, su nueva actitud no pasó desapercibida, se volvió más creativa y colaborativa, lo que llevó a oportunidades de crecimiento profesional. En casa, creó un espacio acogedor que reflejaba su renovado sentido de sí misma, lleno de plantas, libros y arte.

Valeria también aprendió a forjar conexiones más profundas con las personas a su alrededor. Se abrió a nuevas amistades y fortaleció los lazos con su familia. La calidez que había encontrado dentro de sí misma ahora la compartía con otros, y su vida se enriqueció con relaciones significativas.

El abrazo invisible se convirtió en un símbolo de su viaje hacia el amor propio. Valeria no solo encontró la felicidad, sino que también se convirtió en una fuente de inspiración para aquellos que luchaban por encontrar la luz en sus propias vidas.

El camino hacia la felicidad comienza con un abrazo a nuestro ser interior, y que al cuidarnos a nosotros mismos, podemos transformar no solo nuestras vidas, sino también el mundo que nos rodea.

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